Eso V

Yo, Tu Diosa Infinita.
Tú, Mi Dios Inabarcable.

Yo, llorando por recibir el más tierno de los amores,
la ambrosía divina de tu néctar,
el más embriagador de los licores,
la más dulce miel en mis labios,
la fresca agua de tu eterna fuente,
la más excelsa y delicada melodía en mis oídos,
la arrobadora
música de tu lira celestial,
el tacto de Tu Voz innombrable
en mi rostro y mi corazón.

Flores lloviendo del Cielo.
Embelesando las células de mi ser,
cautivando los poros de mi piel,
turbando mis recónditos secretos de mujer.
Expansión, placer, puro Éxtasis...

Tú, entregándome, dándome sin medida,
incondicional,
abrigando mis oquedades,
colmando mis carencias,
haciéndome Tuya.

Y yo queriendo rasgar mis vestiduras
y abrirme el pecho y ofrecerte mi corazón,
sangrabnte, batiente:
de rodillas, suplicante, indolente, desbordada:
las lágrimas
manando ardientes,
maternales y compasivas de mis ojos;
baja mi testuz, en señal de humildad,
rendida, abdicada, entregada y consagrada a ti,
a Tu Amor, al Mayor, al Único.
Mi Dios, mi Esperanza, mi Designio.
El Perfecto Ser Arquitecto de Luz.
El Hacedor Eterno entre sombras
El Dios innombrable de todas las tradiciones.

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