Tras un fin de semana de seminario de yoga -enriquecedor, transformador y purificador, como siempre-, la vuelta a lo cotidiano empezó con el visionado de El color del paraíso, preciosa película iraní de Majid Majidi, con una fotografía hermosísima, un lirismo evocador y una belleza envolvente. Muy, muy, muy recomendable. Cine que te demuestra que el corazón es la residencia del alma y la belleza, su más pura manifestación.
2 comentarios:
te encontré casualmente... sigue curando, es tu destino... saludos... Pau...
¡Qu´´e bonitas palabras! Muchas gracias, Pau... Hasta pronto.
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