Fertil(esteril)idad

A veces me sitúo ante un papel y no logro que surja nada de mí. Observo su blanca infinitud y me supone una ímproba tarea garabatear sinsentidos sobre él.
Otras, sin embargo, no soy dueña de mis actos. Algo superior me domina y me anega en un estado tal que las lenguas fluyen libremente de mi boca.
Le dicen escritura automática. Yo prefiero llamarla inspirada.
Porque, ¿de dónde mana ese impulso?, ¿dónde está esa mística catarsis?, ¿qué la provoca?, ¿quién me somete?
Mis escasos años no me han dado la respuesta todavía.
Sólo puedo entregarme a su fecunda esencia, como a la vida, con el corazón dispuesto a esperarla siempre.
Mantenerme optimista y curiosa y almacenar, en lo posible, vivencias y emociones.
Para que luego, cuando llegue, me conquiste y no sea yo ya quien escriba, su verbo me domine y hable por mi boca.

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