Palabras de mi Ser a mi yo

¿Por qué huyes del dolor?
¿Qué motivo te empuja a no adentrarte en la noche oscura del alma?
¿Qué temes exactamente?
¿Por qué dejas que la herida aflore, tímida y superficialmente, y tras unas cuantas lágrimas la cubres de nuevo y continúas tu vida feliz, como si no hubiera ocurrido nada?
Y sí ha ocurrido. Has conectado con tu dolor, con tu herida primaria, has acordado con ella que sangre, que mane, que brote, que se limpie y purifique, pero después la obligas a permanecer oculta, como siempre ha estado.
La ignoras, la rechazas, la mantienes en ese indeseable segundo plano que tu sombra desaprueba y resta allí, agazapada, al acecho, alerta y agresiva, esperando a que te descuides para saltar de nuevo sobre ti o sobre cualquier objetivo a quien otorgues la categoría de presa.
Permítete la tristeza, el dolor, la pena, la infinita desdicha, la inmensa desolación pues es, en realidad, el arrobamiento por saberte escuchada (por ti misma, por tu Ser que habita en ti), la emoción desbocada por intuir ese amor infinito que puedes ofrecerte y ofrecer, porque tras el desierto está el océano esperándote con sus abiertos brazos, porque tras la oscuridad brilla magnífica y eterna la luz, porque tras esa sombra emergeré (emergerá Quien Eres).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eres la ostia nenaaa!!! cuanto te quiero que razon tienes en toda tu pagina, no me ha dado tiempo de leer todo pero desde luego lo que he leido es increible. Eres un ser divino, encantador, maravilloso, sigue así...
Cuanto hayan kilometros entre nosotras no te olvido y se que estoy junto a ti.
beso enorme guapa!!!
merche.