Enseñanazas espirituales (Ramana Maharsi)

Prefacio (Joe y Guinevere Miller)

Para entender lo Último se necesita una experiencia Íntima.

Más allá de lo que piensas se encuentra lo que eres.

¡Si encuentras quién eres, no podrás dejar de Ser. Sabe que eres inmortal y tienes que SER.

Introducción (Carl Gustav Jung)

El Sí Mismo, en cuanto Fuente Espiritual, no es diferente de Dios; y en la medida en que el hombre permanece en su Sí Mismo, no sólo está contenido en Dios, sino que es Dios Mismo.

El verdadero propósito de la práctica espiritual es la disolución del yo.

Estar provisto de todo lo necesario es una fuente de felicidad que no hay por qué subestimar.

La externalización conduce a un sufrimiento incurable, porque nadie puede entender cómo puede uno sufrir a su causa de su propia naturaleza. Nadie se sorprende de su propia insaciabilidad, sino que la considera parte de su patrimonio, sin darse cuenta de que la unilateralidad de semejante dieta para el alma le llevará, en última instancia, a desequilibrios gravísimos.

Capítulo I

¿Quién soy yo? (Nan yar?)

Esa conciencia que es lo único que permanece, eso soy.

La naturaleza de la conciencia es Sat-Chi-Ananda (existencia-conciencia-beatitud).

Cuando el mundo que es lo-que-se-ve haya sido depuesto, entonces se dará la realización del Sí Mismo que es lo mismo que ve.

Cuando la mente, que es la causa de todas las cogniciones y de todas las acciones, se aquiete, el mundo desaparecerá.

Lo que se llama mente es un poder sobrecogedor que reside en el Sí Mismo. Es causa de que surjan todos los pensamientos. El pensamiento es la naturaleza de la mente. En el sueño profundo no hay pensamientos y no hay mundo. En el estado de vigilia y cuando se sueña, hay pensamientos y también hay mundo. La mente proyecta el mundo sacándolo de sí misma y vuelve a disolverlo dentro de sí misma. Cuando la mente sale del Sí Mismo, el mundo aparece. Por consiguiente, cuando el mundo aparece (como real), el Sí Mismo no aparece; y cunado el Sí Mismo aparece (resplandece) el mundo no aparece. Cuando uno indaga persistentemente cuál es la naturaleza de la mente, la mente terminará por dejar (como residuo) al Sí Mismo. Aquello que denominamos el Sí Mismo es el Atman. La mente existe siempre sólo en dependencia de algo burdo; no puede mantenerse sola. Es la mente aquello que se llama el cuerpo sutil o el alma.

Aquello que en este cuerpo surge como “yo” es la mente. El pensamiento “yo” surge en el corazón. De todos los pensamientos que surgen en la mente el pensamiento “yo” es el primero. Después de la aparición del pronombre de primera persona aparecen los pronombres de segunda y tercera persona; sin el pronombre de primera persona el de segunda y el de tercera no existirían.

El pensamiento “¿quién soy?” destruirá todos los otros pensamientos. Entonces surgirá la realización del Sí Mismo.

Cundo surgen otros pensamientos, no se ha de ir en pos de ello, sino que debe uno preguntarse “¿a quién se le ocurrieron?”. La respuesta que aparezca será “a mí”. Si a continuación uno pregunta “¿quién soy?”, la mente regresará a su fuente y el pensamiento que había surgido se aquietará.

Cuando la mente sutil sale a través del cerebro y de los órganos sensoriales, aparecen las formas y los nombres burdos; cuando permanece en el corazón, las formas y los nombres desaparecen. No dejar que la mente salga y retenerla en cambio en el Corazón es lo que se llama interiorización (antar mukha). Dejar que la mente salga del Corazón es lo que se conoce como externalización (bahir mukha). De tal manera, cuando la mente permanece en el Corazón, el “yo” que es la fuente de todos los pensamientos se irá y resplandecerá el Sí Mismo que siempre existe. Si uno actúa de esa manera, todo aparecerá como si fuera de la naturaleza de Siva (Dios).

La mente se aquietará también mediante el control de la respiración, pero sólo se mantendrá acallada mientras se tenga la respiración controlada. Para la mente y para la respiración, la fuente es la misma. El pensamiento, de hecho, es de la naturaleza de la mente. “Yo” es el primer pensamiento de la mente y eso es egoidad. De allí donde se origina la egoidad se origina también el aliento. [pneuma -aliento- comparte raíz con psique -alma-] El aliento es la forma burda de la mente. Ejercitar el control respiratorio no es más que una ayuda en el empeño de acallar la mente (manonigraha), pero no llegará a destruir la mente (manonasa).

Al meditar sobre las formas de Dios y mediante la repetición de mantras, la mente se vuelve unidireccional. La mente siempre quiere andar vagabundeando.

De todas las reglas restrictivas, la mejor es la que se relaciona con el consumo de alimentos sátvicos moderados.

A medida que la meditación sobre el Sí Mismo vaya elevándose, serán destruidos pensamientos e ideas.

Hay que renunciar tanto al odio como al deseo. Todo lo que uno da a los otros se lo da a sí mismo. Cuando nuestro yo surge, todo surge; cuando nuestro yo se acalla, todo se acalla.

Se han de destruir los pensamientos, sin demora y en el mismo lugar de su origen, mediante la indagación. Mientras haya enemigos en el interior de la fortaleza, continuarán defendiéndola; si se los destruye a medida que van saliendo, la fortaleza caerá en nuestras manos.

El Sí Mismo es aquello donde no hay en absoluto una idea del “yo”. A eso se llama “silencio”. El Sí Mismo es el mundo, el Sí Mismo es “yo”, el Sí Mismo es Dios; Todo es Siva, el Sí Mismo.

Dios no tiene propósito, a él no se adhiera karma alguno.

Consagrarse a Dios significa permanecer constantemente en el Sí Mismo, sin dar margen a que surja ninguna otra idea más que el pensamiento del Sí Mismo.

Desapego es ir destruyendo por completo los pensamientos a medida que surgen, sin dejar residuo alguno, y en el mismo lugar donde se originan. Cada uno de nosotros debe armarse de desapego, zambullirse en el interior de sí mismo y obtener la Perla del Sí Mismo.

Dios y el guru no harán más que mostrar el camino hacia la liberación. Uno sólo puede conocerse a sí mismo con el ojo de su propio conocimiento y no con el de nadie más.

El mundo debe ser considerado un sueño.

Al soñar, la mente asume otro cuerpo.

Con el fin de aquietar la mente, basta con indagar dentro de sí lo que es el propio Sí Mismo. El propio Sí Mismo se ha de conocer con el ojo de la propia sabiduría.

La felicidad es la propia naturaleza del Sí Mismo; la felicidad y el Sí Mismo no son diferentes. No hay felicidad en ningún objeto del mundo.

Un sabio se queda permanentemente a la sombra. La mente de quien conoce la verdad no se aparta de Brahman.

Aquello que llamamos mundo no es más que un pensamiento: cuando el mundo desaparece, es decir, cuando no hay pensamiento, la mente experimenta la felicidad, y cuando el mundo aparece se hunde en la desdicha.

Permanecer en quietud es lo que se llama sabiduría intuitiva. Permanecer en quietud es disolver la mente en el Sí Mismo.

La ausencia de deseos es abstenerse de conducir la mente hacia ningún objeto. Sabiduría significa la no aparición de objeto alguno.

No buscar lo que es diferente del Sí Mismo es desapego o ausencia de deseos; no salirse del Sí Mismo es sabiduría.

La indagación consiste en mantener la mente en el Sí Mismo. La meditación consiste en pensar que uno mismo es Brahman, existencia-conciencia-beatitud.

La liberación es la indagación en la propia naturaleza esclavizada y la realización de la propia y verdadera naturaleza.

1 comentario:

Acuarius dijo...

Eres un ser especial, sin duda.
Es bonito que haya mentes tan...brillantes.
Un abrazo lleno de, de TODO :)