Mi amiga Sandra


Hoy es el 34 cumpleaños de Sandra. Sandra es mi mejor amiga. Físicamente es alta, castaña-pelirroja, de tez clara, hermosos y transparentes ojos azules, generosos pechos y caderas, delicadas manos y pies... una dulzura. Intelectualmente, es un dechado de inteligencia: la persona con quien más me gusta conversar y una de quienes más aprendo. Amigalmente, es una compañera fabulosa: respetuosa, amante, leal... una maravilla. Tengo gran suerte al llamarle amiga: es un verdadero honor y placer.
Sandra es mi cómplice perfecta, mi alter ego, mi amor femenino. Me ayuda, con ternura y sin miedos, a que perciba mis errores (ha sido la única persona capaz de
bajarme de mis cuelgues metafísicos). Cuando David o mi familia no han sabido a qué atenerse conmigo han recurrido a ella... (es algo así como mi supernanny, :DDD). Me quiere muchísimo, lo sé, y cree muchísimo en mí, incluso cuando yo no creo en mí misma. Es mi enfermera particular, la única persona adulta con quien me río a carcajada limpia y pura de niña, alguien con quien comparto un mundo de risas y rosas, de fe y de amor, de sueños e ilusiones. Es también la única persona que baila como yo, leemos la música con el mismo código. Por eso adoro salir y bailar con ella. Así es Sandra: conmovedora, tenaz, defensora de lo auténtico, valerosa, compasiva, derramando amor por los poros, una verdadera guerrera espiritual del hoy. La amiga que todo el mundo desearía tener.
En realidad, Sandra y yo somos la misma persona desdoblada, por eso es que nos compenetramos tan bien. El ejemplo de la otra nos sirve para desarrollar aquellas cualidades propias que aún no han sido eclosionadas o exploradas en todas sus posibilidades. Una cita con Sandra suele convertirse en horas y horas de confesiones, risas, llantos e innumerables copas de vino. Nos amanece en cada encuentro.
Así que éste es mi regalo para ella: mi amistad clara y sencilla, de piedra de río; mi admiración y mi respeto, mi entrega; y mi lealtad absoluta, para siempre. Te amo!!!

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