Lunes de amistad

Ha amanecido de lluvia. Digo ha amanecido porque me levanto muy pronto. Ducha, automasaje con aceites esenciales, zumo, complementos alimenticios y coche para Sant Adrià.
Cada vez me gusta menos Sanaka y me gusta más Premià (de Dalt, de Mar no me gusta: hay partes que son como Llefià).
Es tranquilo, no se oyen ruidos, sino los pajaritos, apenas hay coches, hay muchísimos parques, flores, el bosque a cinco minutos de casa, se respira aire puro, se transpira serenidad... las personas viven a otro ritmo: nadie corre, nadie se mete con nadie...
Ser anónima es algo que también me gusta. En Sant Adrià me conoce demasiada gente y eso es positivo y también negativo. Las personas no nos conocemos realmente sino que conjeturamos acerca de cómo es alguien por acciones que cometió hacia nosotros o hacia algún conocido en algún momento de nuestra/su existencia.
Vamos, que yo conozco a cientos de personas (sí, cientos) y me atrevo a decir que realmente saben quién soy (tiene una idea cercana a la que yo tengo de mí misma) mi madre, David, y Sandra... y mis hermanos, pese a que últimamente me siento muy lejana, sobre todo de Iván: siento que somos perfectos desconocidos mutuos, aunque siendo hermanos eso tiene arreglo, espero.
El resto de personas con quienes me relaciono conoce alguna de mis facetas pero realmente no sabe quién soy en toda mi extensión. Desconocen mis ansias, mis inquietudes, mis deseos, mis demonios, mi excelencia, mis lecturas, mis miedos, mis interrogantes, mi esperanza, mis muertes cotidianas... esas pequeñas cosas que me definen y me integran...
No es malo... no podemos darnos totalmente a todos... eso es algo que aprendí hace años. Me costó y dolió admitirlo, lo confieso, pero concluí que era cierto, necesario incluso.
¿Cuántos de vuestros amigos os conocen, os conocen de verdad? Seguramente os sobran dedos de la mano.
A veces pienso que el día que la sociedad sea lo que verdaderamente es -personas que se relacionan de forma creativa y con amor: la capacidad de ver en el otro quién es en realidad- tendremos muchísimos verdaderos amigos y no nos importará la aparente vulnerabilidad que supone abrirse el corazón ante otro y confesarle lo más intimo de tu ser. Porque sabremos que que en esa apertura, en esa honestidad, en esa sinceridad, reside nuestra gloria y el verdadero lazo de la amistad. En fin... que sigamos juntos por muchísimos años, múltiples vidas e infinitud de eones.

No hay comentarios: