Un vuelo en lo masculino, por Carlos Fiel




A todos nos hace falta comprender a la otra parte de nuestra vida.


Desde el paraiso

(En negrita relato un cuento, imaginario de las aves del paraiso.
En letra normal, son los pequeños análisis de los valores sociales de lo masculino.)

Los pájaros del paraíso se zambullían en vuelos con los que expresaban sus deseos, no de dominio sino de expresión de sus emociones de gozo, siempre cercanos y permisivos con sus semejantes, resolviendo sus dificultades sin competitividad, sin agresión.

Estos pájaros se expresaban a través de la Acción y la Fuerza pero no basándose en el dominio ni en el control, degradando y humillando a sus congéneres, sino con esa imagen de la Fuerza que nos transmite el Tarot, mirarla, no hay guerreros, ni armaduras, ni trampas, ni correajes y el león es todo un señor león con garras, uñas, crines, etc. No hay emboscadas, ni tratos de favor, ni seducción con carne fresca, ni adulación. Ella va sedosa y florida hacia el león, abre su boca y lo acaricia. Esta síntesis de ambos representa la fuerza. La mujer representa una fuerza tribal, colectiva, el león la fuerza de los valores masculinos tradicionales.
Mantener los valores sociales de lo masculino nos causa un profundo daño individual y social, agresividad, competencia o valentía. Estos éxitos instantáneos nos crean a largo plazo una profunda inseguridad, ya que no es fácil mantenerse en la cresta de la ola sin estrés, ni sufrimiento físico.
No sabemos cómo relacionarnos con los demás hombres, nos falta intimidad y sensibilidad y este sentido de actuar aislados y dominando se transmite generacionalmente. No sabemos actuar en ningún orden social sin dominar.

¿Cómo ayudar a reducir la tensión, agresividad o violencia de los recién graduados en esto de ser hombres?.

a) En lo emocional, aprender a ser vulnerables y pedir apoyo para comprender, expresar y compartir los distintos estados emocionales, alegres o tristes, no esconder y manifestar sólo una parte de nuestra realidad.
b) En lo complementario, aceptar las cualidades femeninas como una parte más de nuestra realidad total como seres, reconociendo y aprendiendo a amar tanto lo masculino como lo femenino.
c) En las dificultades, aprender a comunicarse, ser comprensivos y amables y sobre todo reconocer nuestros límites sin agresividad, ni violencia.
d) En la comunicación, aprender a escuchar a las demás personas, sin que nuestro pensamiento se interponga, para empaparnos de ellas y dejar paso a la percepción.

Y DIOS HIZO AL HOMBRE DE LA TIERRA

Comienza a rebelarse el alma masculina de esas aves del paraíso en busca de una nueva imagen de lo viril, creador, fecundo y sensible, protector y compasivo, atento y contento, en armonía con lo femenino, lunar, de tierra y… libre, abierto, erótico, fuerte, energético, salvaje, alegre. Este es el canto de libertad de esos pájaros heroicos servidores de dioses y diosas, mártires y sufridores, rígidos y patriarcales. Recuerdan a sus abuelos hablando de mitos y cuentos antiguos donde lo masculino iba unido a la tierra y a la luna y lo femenino al sol.
Se negaban a seguir siendo femeninos en secreto, como si fueran una mezcla de hijos - amantes - víctimas al mismo tiempo.
Lo solar es cálido y luminoso, pero en exceso son demasiado cálidos, quebradizos, alejados y secos. Esa naturaleza solar del Dios Padre, distante, dominante, superior y abstracto, les hacía estar, a aquellas aves del paraíso, demasiado distantes del cuerpo y de la tierra.
Sin humedad la calidez de sus pensamientos se secaban y nada podría ya penetrar en ellos. Llegaron a darse cuenta que el sol podía llegar a ser monótono ¿Por qué no la luna ?.
El sol es siempre el mismo en cada amanecer, se repite, siempre poderoso, tiene rigor ¿ debemos ser siempre los mismos ?, se preguntaban entre sí.
La luna a veces está llena y luminosa, otras está de cuarto menguante y otras es luna negra, en su soledad. Luego volvemos a crecer y a expandirnos.
Aceptamos nuestros ritmos, con subidas y bajadas.
La masculinidad solar maltrata nuestra esencia, la lunar deja espacio a la expresión de las emociones.
¿Os acordáis de aquellos pájaros dioses unidos a la tierra, al bosque, al mar o a la Luna? Necesitamos recordarlos y renovarlos.
Debe de haber un territorio común con lo femenino en el que compartir la energía de la tierra, conservándola y amándola, una cultura común e igualmente sagrada.



A LA BÚSQUEDA DEL MISTERIO

Somos aves heridas con un cuerpo de emociones calladas, nadie nos condujo hacia el misterio. El Misterio es un viaje, nadie sabe lo que es, nos envuelve y nos dejamos penetrar, como la vida que se nos abre en abanico, con sus heridas y miedos, nos damos la mano para afrontar juntos esa cotidiana y bella incertidumbre que es el vivir entre los muchos vericuetos que nos presenta la vida.
Este gesto de afrontar juntos el misterio es la verdadera iniciación masculina, reconociéndonos, apoyándonos, sintiéndonos.

Las aves llegaron a sus lugares sagrados, círculos, desiertos, al interior del interior de los templos, cada una fue ocupando su lugar. Llegaron los ancianos, los que guardaban los ritos y los mitos, esos que escasean en nuestra cultura.
Darán enseguida comienzo esos vuelos por la vida, los ritos y las tradiciones, será un vuelo lleno de penalidades que deberán superar antes de volver a nacer como aves liberadas, sólo entonces abandonarán los espacios sagrados para volver a sus casas.
Será duro el reconocerse para los demás y en los demás. Muchas no llegarán a reconocer su propia energía generadora y caerán en la cuneta. Otras se verán sin respuesta para sus esfuerzos, deseosas, impotentes, sin afecto, sin reconocimiento, avergonzadas de lo masculino. Muchas sentirán su cuerpo atacado y despojado de su creatividad, olvidadas y abandonadas, habrán vaciado sus mochilas de estima y ternura. Sin energía y auto-destruyéndose, se preguntarán por su Ave de Poder, generadora, amamantadora de su fuerza y permisiva. Existe, es cierto, pero en sus vidas nadie les enseñó a llamarla ni a escucharla.

IDEALES QUE DESTRUYEN

El hombre, a veces, baila una danza caótica, movido por impulsos que no comprende, temeroso de no dar ni para el mínimo del ideal masculino, habitualmente pendiente de las expectativas de la mujer cuya aprobación necesita desesperadamente.
La experiencia de ser hombre pasa sólo por los hombres, igual que la de ser mujer pasa exclusivamente por la mujer, no debe haber ni condiciones, ni culpabilidades y menos infravaloración. Es difícil salir de este sinsentido de víctimas - oprimidos que siempre damos ante el sexo contrario. El ideal debe pasar por una experiencia positiva y unificante.
¿Dónde está esa energía que nos permite acercarnos los unos a las otras prudentemente, con comprensión, confianza, respeto y mútuo apoyo?.
Necesitamos tiempo de calma para hablar y reconocer lo que somos, lo que queremos ser y cómo queremos sobrevolar nuestras vidas.

RINDETE Y SERAS INVENCIBLE

Toda búsqueda de lo heroico, como sucedía con mis antepasados, puede ser válida.
Grandes vuelos rasantes a flor de piel de la tierra o del mar. Descensos en picado para frenar en el último instante de la experiencia.
Acrobacias siguiendo los tirabuzones que dibuja la mano invisible del viento. De todo esto estoy seguro que hay algo valioso y respetable. Pero pienso que no menos que la simpleza, la humildad o el abandono. Vuelos contemplativos dejándose mecer por las corrientes.
Juegos de paseo con otras aves oteando lo profundo del mar desde la altura.
Luz, sentirla y volar hacia su encuentro.
Esto es algo de siempre, atemporal. El rendirse o arrepentirse va más allá de mi virilidad, y me permite dar un nuevo giro, determinar nuevas coordenadas y nuevas formas de elegir mi vuelo. Quizás esto sea la memoria ancestral de aquellos antepasados guerreros, o quizás tan sólo sea la mía ¡ qué más me da !.
Cuando me rindo valoro el miedo y lo oscuro.
No me siento un héroe, no, para nada. Pero descubro dentro de mí un centro, un silencio. Yo lo llamaría la gracia.
Yo tan sólo me entrego y la acepto y esto me da comprensión.
Pido valor a ese Fundamento para resolver la vida.
Acepto el miedo que me permite afrontar los obstáculos con respeto.
Reconozco el poder, el personal y el divino, y veo lo bueno y lo malo de él.
Al rendirme reconozco la fuerza, abandonando mi ego solitario me fundo con la energía creativa en la vida y en el vuelo. Acepto mi propio camino como guía, no quiero definirme. Puedo ser monje, hombre, asceta o payaso.
Al rendirme expreso mi vida y mi energía y me siento valiente por agachar la cabeza, en el interior de mi interior, a lo que considero sagrado.
Agradezco al día como a la noche por ser hombre y permitirme volar entre el cielo y la tierra. Me queda un gran camino en esto de ser hombre y no me importa empezar como ave del paraíso.
No quiero esperar a la vejez para recorrer este camino, el menos transitado de aquellos que se abrieron en mi juventud. Quiero crecer con el tiempo sin quejas, sin beber el recuerdo de los sueños archivados. Me siento nómada buscando el sosiego del artista, del poeta, del hombre bueno. No quiero engañarme más, tan sólo agradecer a mis mitos que me hayan dejado sólo con mi corazón.
Hoy el día es gris, pero con luz, llegan aromas de distancia con sabor a amigos y aventuras. Hoy la vida se abre, es exuberante. Abandono mi disfraz de hombre, para convertirme en un hombre rendido.

No hay comentarios: