Una palabra clave para una búsqueda ardiente



16.-
¡A recitar, a recitar una vez más!
así desgasté la lengua y paladar.
Sin embargo hasta Ti
nunca mis prácticas han llegado.
¡A desgranar el rosario!
así me he desgastado índice y pulgar
Sin embargo ni un ápice mi pensamiento
se ha alejado de la dualidad.

17.-
Mil veces interrogué a mi Maestro:
"¿a aquél que nada puede definir, qué nombre dar?"
Y me agotaba de repetir mi petición.
De lo Indefinible, veo yo,
es de donde surge la Creación.

18.-
Un único precepto mi Maestro me ha dado:
"De lo exterior, me dijo, entra en lo interior"
Para mí, Lalla, ésa fue la Palabra y el Precepto por excelencia.
Entonces, desnuda, danzando me puse a errar.

19.-
Sólo te vistas para protegerte del frío.
Sólo comas para tu hambre calmar
Conságrate, alma mía, a discernir el Ser Supremo.
Y reconoce este cuerpo como algo bueno...
para los cuervos del bosque.

20.-
Aquél que ha matado a los ladrones (concupiscencia, orgullo y deseo)
y que, esos bandidos muertos, actúa con humildad,
es al Señor eterno al que ha encontrado,
y verdaderamente para él,
sólo cenizas son el resto.

21.-
Las impurezas de mi corazón hice quemar,
toda avidez maté,
entonces volando se fue el nombre de Lalla,
mientras que yo permanecía ahí, arrodillada.

22.-
Presa de una ardiente nostalgia,
yo, Lalla, salí y partí errante,
en una búsqueda perdida
a través de días y de noches.
Al fin, en mi propia morada vi al Sabio
y a él me sujeté.
¡Ah, esa fue mi buena estrella,
mi momento afortunado!

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