Celebrar la vida


Una mente relajada es una mente creativa, es el mensaje que reza en el té que estoy bebiendo.

Y es así. Así de simple y de sencillo.

En realidad, todo es muy simple y sencillo: nacer, crecer, vivir, amar, reir, llorar, jugar, hacer el amor, practicar, cultivar, ser feliz, morir... Todo es milagrosamente fácil y natural.

Ocurre que a veces lo olvidamos. Ocurre que nos enredamos con las ilusiones, con lo pasajero, con lo perecedero y provocamos sufrimiento. Ocurre que olvidamos celebrar la vida. La vida que es hermosa, fácil, natural, sin esfuerzo.

Cuando un@ ama lo que hace (lo que sea que esté haciendo) se sitúa en una dimensión fuera del tiempo y el espacio racionales y fluye y allí o entonces (que es aquí y ahora en verdad) es Lo Que Es. Sin trabas, sin limitaciones, sin tiempo, sin espacio, sin sufrimiento. Sin dualidad.

Está totalmente vací@: siendo atravesad@ por Aquello Que Es, por Aquello que vive y palpita en él o ella, por La Propia Existencia que l@ habita y se abre y fluye y vive y entonces ES..

ES, hasta sus últimas consecuencias.

La vida entera te ensatea, te atraviesa con flechas de vitalidad extática (bendita primavera!) y después descansas, exhausta, agradecida, profundamente complacida, ya agotado el éxtasis, más allá del dolor y el placer en la pura y simple apertura de lo que Es.

Todo Ya.
Desde Siempre.
Por Siempre.
Para Siempre.
Ahora

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encantan tus reflexiones!gracias!!