Cortesía de El blog alternativo, vía Luz del Alma. Gracias, me siento complacida :)
Hay textos que no solo no tienen fecha de caducidad sino que van cobrando mucha más fuerza y sentido con los años. Esto es lo que le sucede a “Derecho al delirio“, escrito en 1999 por Eduardo Galeano pero que parece que se dirige también a los cambios que estamos viviendo en el planeta en el 2009.
Eduardo Galeano es un periodista y escritor uruguayo, una de las personalidades más destacadas de la literatura latinoamericana y sobre todo, un hombre muy concienciado con los problemas del mundo, con el dolor de las gentes, con la globalización y sus efectos y con las soluciones y la justicia para todos. Es un revolucionario con la humanidad como bandera.
Él se califica así:
“Soy un escritor que quisiera contribuir al rescate de la memoria secuestrada de toda América, pero sobre todo de América Latina, tierra despreciada y entrañable”
Participó en el documental “El orden criminal del mundo” junto con el sociólogo Jean Ziegler de quien ya hemos hablado en “Nosotros alimentamos el mundo“.
“Derecho al delirio” es todo una declaración de intenciones de cómo debe ser un mundo mejor y no se trata solo de derecho a soñar, sino de derecho a construir otra sociedad.
Galeano, con una voz profunda, solemne y muy inspiradora, nos recuerda las piezas claves, muchas de las cuales ya las hemos trado en el blog: fin de la onmipresencia del televisor, fin del hambre, poder femenino, Naturaleza limpia, infancia feliz e inocente, ausencia de guerras, respeto animal, vida y no consumo, …
En conjunto, bellísimas palabras, que me han recordado a las del jefe indio Noah Seatlle en 1854, a favor de una Utopía real.
El texto completo está aquí porque en el vídeo lo han recortado ligeramente.
Aunque no podemos adivinar el tiempo que será, sí que tenemos, al menos, el derecho de imaginar el que queremos que sea. Las Naciones Unidas han proclamado extensas listas de derechos humanos; pero la inmensa mayoría de la humanidad no tiene más que el derecho de ver, oír y callar.
¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho de soñar? ¿Qué tal si deliramos, por un ratito? Al fin del milenio vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible:
El aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones;
La gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor;
El televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas;
La gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar;
Se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y como juega el niño sin saber que juega;
En ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo;
Los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas;
Los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas;
Los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos;
El mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra;
La comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos;
Nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión;
Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle;
Los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos;
La educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla;
La policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla;
La justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda;
Una mujer, negra, será presidenta de Brasil y otra mujer, negra, será presidenta de los Estados Unidos de América; una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú;
En Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria;
La perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo, en este mundo chambón y jodido, cada noche será vivida como si fuera la última y cada día como si fuera el primero.
Hay textos que no solo no tienen fecha de caducidad sino que van cobrando mucha más fuerza y sentido con los años. Esto es lo que le sucede a “Derecho al delirio“, escrito en 1999 por Eduardo Galeano pero que parece que se dirige también a los cambios que estamos viviendo en el planeta en el 2009.
Eduardo Galeano es un periodista y escritor uruguayo, una de las personalidades más destacadas de la literatura latinoamericana y sobre todo, un hombre muy concienciado con los problemas del mundo, con el dolor de las gentes, con la globalización y sus efectos y con las soluciones y la justicia para todos. Es un revolucionario con la humanidad como bandera.
Él se califica así:
“Soy un escritor que quisiera contribuir al rescate de la memoria secuestrada de toda América, pero sobre todo de América Latina, tierra despreciada y entrañable”
Participó en el documental “El orden criminal del mundo” junto con el sociólogo Jean Ziegler de quien ya hemos hablado en “Nosotros alimentamos el mundo“.
“Derecho al delirio” es todo una declaración de intenciones de cómo debe ser un mundo mejor y no se trata solo de derecho a soñar, sino de derecho a construir otra sociedad.
Galeano, con una voz profunda, solemne y muy inspiradora, nos recuerda las piezas claves, muchas de las cuales ya las hemos trado en el blog: fin de la onmipresencia del televisor, fin del hambre, poder femenino, Naturaleza limpia, infancia feliz e inocente, ausencia de guerras, respeto animal, vida y no consumo, …
En conjunto, bellísimas palabras, que me han recordado a las del jefe indio Noah Seatlle en 1854, a favor de una Utopía real.
El texto completo está aquí porque en el vídeo lo han recortado ligeramente.
Aunque no podemos adivinar el tiempo que será, sí que tenemos, al menos, el derecho de imaginar el que queremos que sea. Las Naciones Unidas han proclamado extensas listas de derechos humanos; pero la inmensa mayoría de la humanidad no tiene más que el derecho de ver, oír y callar.
¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho de soñar? ¿Qué tal si deliramos, por un ratito? Al fin del milenio vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible:
El aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones;
La gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor;
El televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas;
La gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar;
Se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y como juega el niño sin saber que juega;
En ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo;
Los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas;
Los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas;
Los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos;
El mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra;
La comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos;
Nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión;
Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle;
Los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos;
La educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla;
La policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla;
La justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda;
Una mujer, negra, será presidenta de Brasil y otra mujer, negra, será presidenta de los Estados Unidos de América; una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú;
En Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria;
La perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo, en este mundo chambón y jodido, cada noche será vivida como si fuera la última y cada día como si fuera el primero.
1 comentario:
Aránzazu:
Te felicito por tus intereses, tu sensibilidad y tu amor a la vida. Te felicito por las palabras que usas, por lo que vuelcas tus palabras, por los autores que pones en tu blog.
El texto de Galeano:"DERECHO AL DELIRIO", no tiene desperdicio. En fin, Aránzazu, es un tónico saber que hay personas como tú. Creo que esas son las verdaderamente FUERTES.
Di con tu blog por pura casualidad, y, acostumbrado ya a encontrar tanta basura y mediocridad, me sorprendió muy saludablemente tu página.
He leído por allí que estás muy contenta con tu familia. También eso es un motivo de alegría y regocijo. Muchas familias son el reflejo de la locura y la insensatez que se vive en nuestra sociedad. Eres una privilegiada. Felicitacioes también por eso.
En fin, he visto que te gustan las cosas lindas, las cosas que abren las ventanas del alma, la belleza, sobre todo, y por sobre todo, lo que no se puede nombrar, ese amor por lo que no sabemos qué es, ni su nombre adecuado, ni nada... Sólo sabemos que somos uno con él y con todo...y que su "voz" es suave y fuerte al mismo tiempo, y que los que la siguen con su vida, pierden el miedo, pierden todos los miedos con que la educación que recibimos quiere encadenarnos, y entonces, para ellos, el sufrimiento, la enfermedad, la muerte y la soledad ya no son espectros que los aterrorizan, son fantasmas de papel, porque ellos ya "llegaron antes", como dice Julio Cortázar, llegaron antes que su propia muerte ¿a dónde? creo que a sí mismos, y, en sí mismos al UNO, y entonces, -sigue diciendo Cortázar- "ya no importa".
Bueno, Aránzazu, esto se va haciendo largo. ya me despido. Me llamo Glauco, soy uruguayo. Actualmente estoy viviendo en España.
Espero que estas palabritas te lleguen, creo que esto de Galeano lo has puesto estos días, así que no tienes abandonada tu página.
Me despido con unos preciosos pensamientos de indígenas de América del Norte. Esos que están ya casi totalmente exterminados por los invasores occidentales. Ahí van:
"No pierdas la inocencia y la vulnerabilidad del corazón. No se trata de dos cosas diferentes. Una no es consecuencia de la otra. El sabio es, al mismo tiempo el águila de las alturas, y la golondrina aún frágil, deslumbrada por los primeros anuncios de la primavera".
Y otro más:
"La niñez es, ante todo, un rasgo del alma, que te espera en cada momento de la vida, en el umbral del asombro, con los perfumes del otoño, el aroma de los senderos, la belleza de las puestas de sol. Esta actitud del alma espera vivamente de ti, un signo, un sueño, un deseo, para comenzar todo nuevamente"
Felicidad y paz
glauco
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