Medito en el amor de Dios


Cuentan que cuando el Dalai Lama visitaba Barcelona iba a ver a Basili Girbau, monje montserratino que vivía en la Ermita de la Santa Creu. En su pimera visita, a la pregunta del Dalai de qué es lo que hacía Girbau respondió: "Medito en el Amor de Dios". Y desde esa conciencia escribo:
Es tan inmenso el Amor Inherente a la Conciencia Infinita del Vacío Primordial, que renuncia a su imperturbabilidad, informe, atemporal y aespacial, porque elige amar. Y amar significa encarnarse en este aparente mundo de opuestos (lilah, el juego divino, en el que olvida quién es, en el que el Uno juega al escondite consigo mismo y deviene Muchos para volver a ser Uno) y pasar vidas y eones recorriendo multitud de existencias para volver a descansar en su Rostro Original. Y nuestra única misión es recordar Quienes Somos (Él-Nosotros, quien todo lo crea-quienes todos lo creamos, de lo que todo emerge, el Gran No Nacido, el Eterno e Infinito que hacemos nacer y morir al universo –uni/versum, una vez-, al mundo sensible instante a instante) y recorrer la senda del corazón para que todos los seres sensibles del universo alcancen esa comprensión y desarrollen ese amor.
De abajo a arriba y después al centro. Del instinto a la razón y después al corazón. Para descubrir que es en el justo medio donde la Conciencia Infinita del Vacío Primordial y la Energía Sensible del Acto se transforman e
n un Corazón Puro, Forma del Vacío y Amor en Acción.

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