Práctica con amor


Cuando me alejo de Él, me alejo de mí.
Cuando Él no me acoge (cuando yo no quiero acogerlo y me otorgo la importancia que no tengo) me desconecto de su Amor, de mi Fuente, de la Luz y sufro.
Sufro y me comporto mal: como compulsivamente, me entrego con fiebre a las adicciones buscándolo a Él fuera de mí; cuando sé que sólo la práctica -el ir hacia mí-, la simple práctica es la que me une, la que me disuelve en su Luz.

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