Integración


Desde donde estoy observo el movimiento. Es un gran ventanal que se asoma a la silueta de la ciudad de Barcelona, un martes cualquiera a las 11 de la mañana. Estoy en el hospital acompañando a mi madre tras una intervención de escasa importancia. Desde esta perspectiva la ciudad es prácticamente una maqueta.

Percibo dos tipos de movimiento: el unidireccional, organizado, estructurado, contractivo, activo y yang del tráfico en la ronda de Dalt; y el espontáneo, caótico, anárquico, expansivo, pasivo y yin de las hojas de los árboles mecidas por la brisa de la mañana del parque que se derrama a mis pies, cuatro pisos mas abajo.

En su aparente contradicción, esta visión me ha sugerido una idea análoga.

Es saludable que el cuerpo humano y los seres en consecuencia, como materia y forma física, se comporten con la actitud de las hojas de los árboles: entregándose, rindiéndose, abandonándose a la voluntad de la mente consciente (no de la mente ordinaria) que les permite dirigir su acción de manera clara e impecable.

Un movimiento unidireccional y agresivo, penetrante, se compensa con una apertura relajada, suelta y suave y al revés.

Por eso, me inquieta la maqueta que tengo enfrente. ¿Qué es lo que hacemos con nuestras vidas? ¿Avanzamos directos hacia un fin y vamos cambiándolo tal como lo logramos sin permitirnos la escucha, la observación, la atención desimplicada, el desapego de los frutos de la acción? ¿O nos abandonamos a la inexorabilidad de la existencia sin intervenir en ella y esta malentendida entrega se convierte en otra unidireccionalidad, esta vez hacia la indolencia?

¿Es aventurado pensar que la integración de ambas actitudes conduce a un estado individual más equilibrado, más armónico que se traduce en una masa crítica –funcionamos por ósmosis- que es capaz de transformar el mundo, desde lo particular a lo general?

¿Cuánto tiempo más necesitamso para percatarnos de nuestro suicidio colectivo transitando por una u otra senda sin concluir dirigir nuestros pasos hacia la convergencia?

En fin... desde donde estoy observo el movimiento de esta maqueta que parece irreal. Y en esa irrealidad me sumergeré en unos instantes, con el objetivo de llevar un poco de integración a mi vida y por ende a la de quienes me rodean.

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