Libertad-creación-dar

¿Cómo limitarme a una existencia chata, mundana y plana
cuando las vivencias que experimento, los libros que leo,
las personas con quienes comparto, me hablan de otras vías,
de otros mundos, de otras dimensiones?

¿Cómo acotarme dentro del lenguaje
cuando comprendo que en el silencio todo está dicho
entre quienes emiten y reciben las sutiles ondas del pensamiento
y confían tanto en ello, les es tan innato,
que no cabe margen de error en la interpretación,
que es clara, instantánea y precisa?
¿Cómo no extasiarme de serena felicidad,
de original espontaneidad inocente,
cuando miro esta mano deslizándose presta sobre la hoja
y sé que no soy su dueña?
Que sólo transcribo aquello que alguien más sabio,
que habita en mí, me dicta,
aquello que ni siquiera sé que sé,
aquello que impele a la mano a escribir y la observo
y, de verdad, no sé qué vendrá después.
La creación, la pura creación,
el fluir, la esperanza, la fe,
la entrega, la apertura y el mismo Amor
se deslizan por la sangre y esponjan mi mente,
haciéndola amplia, nítida, clara y suave
para que absorba cuanto de vida habita
en las dimensiones celestiales.
Y ahora sí, firmemente anclada en la tierra,
puedo trabajar,
como nexo entre arriba y abajo, abajo y arriba,
que es lo Mismo y lo Uno,
y fluir y sanarme y darme a través de mi proceso.
Éste es mi fin, ésta es mi Gloria:
darme y alimentarme del propio acto de Dar.
Porque tú yo yo somos Uno
y, en realidad, me estoy dando a mí misma,
me estoy nutriendo de mi propio acto de Amor.
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Bienaventurados los Libres de Espíritu, porque de ellos será el Reino de los Cielos.
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Experiencia real:
Sólo al sentir la raíz de mi cuerpo, he sentido la conexión con lo sublime.

Me recuerda al fragmento del evangelio de Santo Tomás:
"Cuando hagáis de los dos uno, y hagáis el interior como el exterior y el exterior como el interior, y lo de arriba como lo de abajo, y cuando establezcáis el varón con la hembra como una sola unidad de tal modo que el hombre no sea masculino ni la mujer femenina, cuando establezcáis un ojo en el lugar de un ojo y una mano en el lugar de una mano y un pie en el lugar de un pie y una imagen en el lugar de una imagen, entonces entraréis en el Reino."

1 comentario:

Luciano Gil dijo...

¡cuánta razón tienes!, ¿cómo limitarnos a nacer, crecer, reproducirnos y morir si hemos sido creados para realizar la vida? Pero una vertiente de la vida tiene mucha fuerza y nos puede atrapar, aunque para eso hace falta que nos dejemos, que queramos, y contamos con otra fuerza que nos puede proyectar a realidades ahora inimaginables... en esas realidades quiero morar, ahí deseo también encontrarte. Besos.