Sensación

Hay un espacio amplio y esponjoso en el interior de nuestro ser. Existe un lugar, un refugio, íntimo, personal, donde la presencia del centro es ineludible, donde la conciencia del ser es evidente. Cada uno de nosotros desarrolla una manera de llegar hasta él. Yo lo hago a través del yoga, del taichi, del qi gong y de la meditación (diferentes nombres de la misma cosa). Estas prácticas me permiten conectar con mi esencia, con mi centro, con el eje vital-emocional-espiritual que me sostiene y que, a menudo, se desorienta y desalinea, haciéndome sentir perdida, enfadada, frustrada, etc.
Pero existe ese lugar, ese lugar es real, lo más real que he experimentado jamás, tan simple, tan cercano, tan dentro, tan claro. No hay posibilidad de evitarlo: está ahí, perenne, meridiano, insoslayable. Sólo con atenderlo se hace visible, se manifiesta. Sólo con mirarlo, con observar el interior poblado de maravillas desconocidas y gratificantes.
Las recuerdos que atesoramos sobre las primeras veces que hemos indagado en nuestro interior nos impiden esta inmersión, nos condicionan, nos dicen: allí hay dolor, resentimientos, pesares, temores, sueños frustrados, esperanzas baldías. Nos alertan: no mires, no investigues, no profundices.
Pero si hacemos oídos sordos a esta petición del ego (del ego que no sabe vivir en ese espacio, pues es patrimonio del ser), veremos que el dolor, que el miedo, que todo aquello que hallamos y tememos son tan sólo los primeros pasos del camino que conducen al interior de nuestro arcano. Que cuando
somos capaces de mirar a los ojos a esas emociones, se disuelven, se desintegran, se volatilizan y desaparecen -porque no son reales- y entonces aparece el vacío, el espacio, la amplitud, la serenidad, la calma y la paz, la dicha infinita...
Esta vivencia es, esta experiencia existe... y hoy es lo que te deseo desde lo más profundo del alma.

Cuando todos los seres vivamos y cultivemos estas sensaciones, sabremos que somos Uno y que somos Todos y que somos también responsables de Cuanto acontece en el Universo, de cuyo tejido estamos hechos.
Como bien saben y desean los budistas "Que todos los seres sean felices", "Que la Tierra pueda ser sanada".

1 comentario:

Luciano Gil dijo...

Gracias por tu deseo, es precioso y tambien es el mío. Somos uno y Somos Uno.