¿Por dónde empezar a limpiar
las alcantarillas anegadas de basura
de tu propia memoria?
¿Dónde iniciar el proceso
de desidentificación con tus pesares,
tus dolores, tus pequeños sufrimientos
que te definen y te dan individualidad?
Has creído tanto tiempo que eso eras tú
que ahora no sabes cómo empezar de nuevo,
cómo gestar un presente libre de heridas
y construir tu futuro desde él.
En realidad, es un acto de cobardía,
una manera de eludir la responsabilidad
que comporta el asumir que eres nuevo y único,
ahora y ahora y ahora y ahora también
y todos los ahoras que conforman el siempre.
Porque, ¿existe algo más que este único instante en que ahora escribo,
en que ahora me lees?
¿existe algo más?
No, esto es todo y esto es suficiente.
Eso es lo mejor, esto ya está saturado de gloria,
preñado de hálito vívido y unificador.
No existe nada más porque nada más es necesario...
Ahora mismo están sucediendo todos los mundos,
todos los big bangs están estallando en este preciso instante,
todo el universo está naciendo y muriendo ahora y ahora y ahora,
ahora y siempre.
¡Es tan extraordinario! ¡Tan supremo!
No necesitamos nada más que esto,
precisamente esto que ahora mismo está ocurriendo.
El universo se define a cada momento
con las consecuencias de nuestros actos precedentes:
si actuamos con responsabilidad,
aprehendiendo hasta el límite esta certeza,
construimos un mundo mejor en cada segundo.
Este ahora es la Gloria, y éste también y éste.
Y todos.
Conscientemente vividos.
¡Qué honda satisfacción la existencia bien experimentada!
¡Qué natural, qué espontánea, que taoísta!...
Tan simple, tan cercana, tan a mano:
Fluir, permitirse la entrega, el abandono, la no acción,
la atención sin tensión, la apertura sin contracción,
el espacio, la amabilidad.
Siempre.
Unidos.
Todos.
Ahora.
las alcantarillas anegadas de basura
de tu propia memoria?
¿Dónde iniciar el proceso
de desidentificación con tus pesares,
tus dolores, tus pequeños sufrimientos
que te definen y te dan individualidad?
Has creído tanto tiempo que eso eras tú
que ahora no sabes cómo empezar de nuevo,
cómo gestar un presente libre de heridas
y construir tu futuro desde él.
En realidad, es un acto de cobardía,
una manera de eludir la responsabilidad
que comporta el asumir que eres nuevo y único,
ahora y ahora y ahora y ahora también
y todos los ahoras que conforman el siempre.
Porque, ¿existe algo más que este único instante en que ahora escribo,
en que ahora me lees?
¿existe algo más?
No, esto es todo y esto es suficiente.
Eso es lo mejor, esto ya está saturado de gloria,
preñado de hálito vívido y unificador.
No existe nada más porque nada más es necesario...
Ahora mismo están sucediendo todos los mundos,
todos los big bangs están estallando en este preciso instante,
todo el universo está naciendo y muriendo ahora y ahora y ahora,
ahora y siempre.
¡Es tan extraordinario! ¡Tan supremo!
No necesitamos nada más que esto,
precisamente esto que ahora mismo está ocurriendo.
El universo se define a cada momento
con las consecuencias de nuestros actos precedentes:
si actuamos con responsabilidad,
aprehendiendo hasta el límite esta certeza,
construimos un mundo mejor en cada segundo.
Este ahora es la Gloria, y éste también y éste.
Y todos.
Conscientemente vividos.
¡Qué honda satisfacción la existencia bien experimentada!
¡Qué natural, qué espontánea, que taoísta!...
Tan simple, tan cercana, tan a mano:
Fluir, permitirse la entrega, el abandono, la no acción,
la atención sin tensión, la apertura sin contracción,
el espacio, la amabilidad.
Siempre.
Unidos.
Todos.
Ahora.
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