"Tener talento es haber descubierto para qué sirves". Franklin Pitcher Johnson jr., creador de empresas: Amgen, Tandem, Teradyne

Franklin Pitcher Johnson jr., creador de empresas: Amgen, Tandem, Teradyne
"Tener talento es haber descubierto para qué sirves"
LLUÍS AMIGUET  - 30/09/2010

Tengo 82 años: no sé nada sobre la vejez porque no he envejecido aún. Tengo cuatro hijos; tres nietos genéticos y uno adoptado. Soy episcopaliano: no juzgue a las religiones por sus fieles, sino por sus obras. Soy un republicano obamista: ahora necesitamos consenso. Soy asesor del Iese

Sigo buscando empresas en las que valga la pena invertir.

¿Cómo invierten?

A veces compramos toda la empresa o una parte de su negocio; otras las compramos para reorganizarlas y gestionarlas mejor y luego las vendemos; otras las fusionamos y otras las adquirimos y luego revendemos a quienes puedan crear más valor con ellas.

¿Todo tipo de empresas?

Estamos especializados en biotecnología y tecnologías de la información.

Por ejemplo.

Fundamos Amgen, hoy importante multinacional farmacológica, que ha realizado grandes avances en la lucha contra la osteoporosis y contra diversas hematopatías, o Tandem, ordenadores pioneros en precio.

Yo tuve uno..., allá en los noventa.

Después lo fusionamos con Compaq y luego pasó a ser HP... Es lógico que, a medida que un producto se convierte en más común y barato, el fabricante deba ganar tamaño.

¿Cómo empezó usted?

Corriendo. Mi padre era entrenador de atletismo universitario y me entrenó en los 400 metros para ganar una beca en Stanford, una universidad que de otro modo mi familia no me hubiera podido pagar.

¿Llegó usted a ser bueno?

Gané la beca, pero no era una figura nacional, así que me concentré en estudiar Ingeniería. Al acabar, me fui directo a la Harvard Business School con dos direcciones de chicas de Boston que me había dado un amigo.

Eso ayuda.

Mucho: una de esas dos direcciones era la de mi esposa: llevamos 56 años casados.

Enhorabuena.

Pero estalló la guerra de Corea y la fuerza aérea me reclutó.

Fue una carnicería.

Yo me dediqué a reparar aviones de combate: no entré en acción. Y al acabar la guerra aprovechamos una oportunidad política...

Rara oportunidad entonces.

El Congreso - los dos partidos a la vez, y eso sí que es raro hoy-aprobó una ley para fomentar la creación de empresas: el Estado te prestaba en condiciones ventajosas cuatro veces la cifra que tú invirtieras en crear una.

Suena bien.

Mi padre me dejó los ahorros de toda su vida, 50.000 dólares, yo puse otros 25.000 de los míos y otro amigo, inversor curtido ya en el riesgo, puso el resto hasta 300.000.

Debía de ser buen amigo.

En efecto, Bill Drapers sigue siendo un buen amigo hoy. El gobierno nos prestó un millón doscientos mil dólares: una pequeña fortuna por aquel entonces.

¿Dónde invirtió primero?

Volví a la universidad a los 35 años gracias a un programa que facilitaba los estudios a quien ya se hubiera graduado con éxito.

¿Y qué estudió?

Biología molecular, genética y computación, lo que hoy es informática.

Certera elección.

Aquellos estudios fueron la base de todas nuestras decisiones de inversión en informática, biotecnología y tecnogenética. Pero también ayudó mi agenda de chico local.

¿A qué se refiere?

Yo era de California y conocía a muchísimos empresarios, abogados y profesionales: sólo tenía que poner mi agenda a trabajar.

¿Cómo?

Si te quedas en el despacho, no pasa nada. Hay que salir a la calle a buscarse la vida. Cada día me reunía con gente y, si pasaban mi filtro, ya eran socios potenciales.

¿Cuál es su filtro?

¿Ese tipo o señora es fiable? ¿Le dejaría dinero? ¿Me lo devolvería? ¿Miente - o peor aún-dice medias verdades? Si pasaban el filtro, acabábamos colaborando de algún modo. Buscar oportunidades es un poco como hacerte una lista de chicas para salir...

No todos servimos para todo.

Cierto, pero todos servimos para algo. Tengo amigos que dirigían bien equipos de 700 personas, pero se estrellarían dirigiendo uno de 7. Y tener talento es precisamente eso: haber descubierto para qué sirves.

Supongo que no siempre acertaban.

De cada diez empresas que creábamos o en las que poníamos dinero, una nos salía muy bien - 20 veces la inversión-;tres o cuatro la doblaban y el resto... acababa zombi.

¿En qué sentido?

Ni perdían ni ganaban. Al final las vendíamos: o perdiendo o a la par.

¿Qué ha de tener una empresa para que sea una buena inversión?

Tiene que ser innovadora, pero, sobre todo, tiene que vender una innovación que la gente realmente quiera. Y eso me costó explicárselo muchísimo a los rusos. No basta con que la tecnología sea avanzada, tiene que haber personas - mucha gente-dispuestas a comprarla porque crean que les será útil.

¿Nunca le estafaron?

Siempre me he encontrado mucha más gente fiable que malintencionada. Los sinvergüenzas suelen aprovecharse de las épocas de dinero fácil y enloquecido, como con las punto. com o la era Enron, o ahora con las hipotecas basura; por eso, las empresas que duran surgen en épocas sin burbujas de esfuerzo sostenido y beneficios moderados.

¿Y ahora cómo lo ve?

Ya hay liquidez, pero es difícil obtener retornos interesantes, aunque creo que vamos mejor de lo que cree la mayoría. Ya estamos creando empleo y presiento que la máquina volverá a funcionar a tope.

"Tener talento es haber descubierto para qué sirves"
Salud y ganas

Con el dinero que Pitch Johnson ha reunido para financiar empresas se ha avanzado contra la osteoporosis (Amgen), las hematopatías y otras enfermedades (Idec); o se puso la informática al alcance del bolsillo de cualquiera (Tandem). Pitch es una leyenda emprendedora que ha inspirado a varias promociones de Stanford, cuna de Google y del Silicon Valley, pero además es un señor con el que no dejas de sonreír contagiado por su optimismo por encima de partidismos (salgo aliviado al oírle decir que EE. UU. vuelve a crear empleo); al ver sus ganas - a los 80 sigue buscando oportunidades-y al oír sus certeros consejos: "Jamás vino a verme una oportunidad cuando estaba sentado en mi despacho".

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