El laberinto: ida y vuelta / Irte para volver



Ida y vuelta al centro del laberinto.
Ida para recorrer tu camino, apreciarlo, amarlo, valorarlo.
Lo caminas pero no lo sientes como propio,
se diría que algo te impulsa pero no comprendes el qué.
Llegada al centro: comprensión, conexión, sensibilidad profunda,
comunión, éxtasis, abrazo compasivo y abarcante de cuanto eres,
de cuanto es.
Vuelta: tu misma vida, tu propia vida,
pero percibida desde una óptica diferente,
honrando a tus acompañantes, honrando tu entorno,
en un profundo gesto de gratitud y amor por cuanto te rodea.
El laberinto: ida y vuelta: hacia ti mism@


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Irte para volver.
Irte para saber.
Para re-conocer lo que amas y honrarlo.
Para no perderte en las altas cumbres de la mente egoica,
infantil y caprichosa que desprecia lo que tiene
y anhela lo que no conoce.
Pueril trampa del ego para desestabilizar
el ser tranquilo, profundo, abierto y receptivo que eres.
Irte para volver.
Irte para saber.
Para comprender que la conciencia está en todos lados,
en diferentes manifestaciones,
y que todas ellas son igual de sagradas y necesarias.
Aceptación.
Aceptación profunda de lo que eres,
de lo que amas, de lo que es.
Abrazo de todo lo que emerge de ti,
los aspectos más iluminados y los más banales,
los mismos en realidad.
Conexión con el vientre, con las entrañas,
con el anhelo y deseo profundo de crear,
de dar vida, de entregar en dádiva tu ser
para ser canal de llegada y bienvenida.
Irte para volver a mirarlo a los ojos
y saber que es tu cómplice, tu amigo,
tu otra parte, tu complemento,
tu compañero, quien te coge de la mano
en este viaje de libertad y amor,
de comprensión y respeto,
de risas y juegos.
El que te busca bajo la tierra
y te espera de tus altos vuelos.
Irte para añorar su olor, su mirada,
su sonrisa, su tacto, su cotidiano sencillo y simple.
Irte para descubrir
que continúas enamorada y que tu vientre le llama
y tus entrañas lo anhelan.
Que te pierde lo oscuro de su cuerpo
y lo claro de su memoria.
Irte para volver.
Irte para saber.
Irte para conocer más quien eres y aceptarlo.

2 comentarios:

faluga dijo...

Cal valorar la terra on hem enredat les nostres arrels i adobar-la quan es troba àrida i esperar que se senti fèrtil per acollir la nostra llavor perquè, sense ella, mai no podriem recollir els nostres fruits. Fins i tot la seca roca és la llar necessària per les flors més belles i és el cau escollit pels esperits més porucs. Però, alerta! no volguem recollir margarides al desert! Allà haurem de descobrir la dolçor dels dàtils.
Bentrobada!

aranzazu dijo...

Gràcies, amor :) Unides pel fil de la germanor...
Assaboriré els dàtils :)