Somos una idea


Hace un momento releía unos apuntes que tomé hace unos años en una de las visitas de Deepak Chopra a Barcelona. Anticipo que no me he leído ningún libro de Chopra y que este comentario del "somos una idea" fue una conclusión que extraje de algunas de las palabras de su conferencia.
Total que eso... Somos una idea.

Somos la idea de quien creemos que somos. Día a día, recreamos nuestro mundo y nuestra persona en función de unos parámetros que hemos ido acumulando a lo largo de los años (lo que nos dijeron papá y mamá, lo que nos dijeron los profes, los amigos, la sociedad, la tele, el consumo...). Digo recreamos porque, en realidad, no aparece ningún esfuerzo por crear algo nuevo u original [de origen] sino que, una vez que fue creado (y eso no somos nosotros sino la forma que nos dieron desde los valores ajenos de quienes se encargaron de nuestra educación), no hemos hecho nada más que despertarnos (¡¿?!) cada mañana y desempeñar el papel que nos asignaron, sin preguntarnos si ésa es la misión para la que vinimos al mundo, si ésa es la idea original para la que nos creamos.

Somos una idea en la medida en que nuestra conciencia contempla y conduce a nuestros pensamientos y éstos a nuestras acciones y éstas a la forma que toma nuestra vida y nuestro propio cuerpo.

Las tradiciones orientales (que para los neófitos se reducen a una práctica física y, en algunos casos, mental) tratan de explicar al universo y al ser humano, como expresión de éste, desde todas las perspectivas posibles y son, en verdad, un preciso, certero, afilado y profundo estudio de la verdadera naturaleza de la Realidad. Pues bien, estas tradiciones ya hablan de que todo es energía (algo que nuestra física también defiende) pero ahondan aún más (y desde hace 5.000 años) en el hecho de que esta energía toma múltiples formas, la mayor de las cuales es una Conciencia Omnisciente (energía autopensante, gran autótrofo generado por todos quienes existimos en éste y otros planos de realidad), algo que la cuántica o la psicología transpersonal e integral también referencian. Esta Superconsciencia es informe e inmaterial (ondas cuya vibración es tan lenta y cadenciosa que no se colapsan y no pueden entonces materializarse, es el observador que modifica lo observado de Schrödinger)
. Así que se contrae y se transforma en energía, tal como la conoce nuestra física tradicional. Y desde ese estado (idéntico sustrato en diferentes procesos) se contrae aún más para colapsarse y convertirse en materia.

Así se demuestra que nuestras ideas, nuestros pensamientos dirigidos (no el pensamiento dirigiéndonos a nosotros) -equivalente a la superconsciencia- son quienes nos abren el camino hacia la transformación de nuestras vidas -movimiento y dinamismo de la energía que se transforma en acto-, porque no somos más que la expresión de la Idea (formada por las pequeñas ideas) que tenemos de nosotros mismos. De modo que nuestras limitaciones, nuestros miedos, nuestras frustaciones, nuestros "no puedo...", "yo no...", "nunca seré capaz de ..." son quienes nos están impidiendo Ser Quienes Realmente Somos.

La meditación (y reconozco que es mi caballo de batalla) es lo único que conozco que me abre la puerta al entendimiento, la comprensión y la experiencia de estas reflexiones. Es en ese estado de alerta y lucidez, de serena contemplación cuando todo el conocimiento teórico desaparece y simplemente permanece la sencilla y amplia sensación de Ser, donde Conciencia, Energía y Materia se tornan una sola esencia, que es la mía y la de todos, que es lo Uno y lo Diverso, que, desde el filtro del corazón y de lo ignoto y cohesionador del ser, es Dios en forma de Absoluto Amor. Y es el único espacio donde puede germinar la semilla de la sabiduría, de la experiencia directa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente disertación, Aranzazu. Realmente llega un momento en que hay que elegir entre ser lo que nos dicen que debemos ser o dejar fluir nuestro verdadero Yo. Salirse del camino marcado es difícil pero merece la pena. Es verdad, la meditación ayuda muchísmo a conectar con lo que somos en esencia.
Un abrazo,
Emy